Todos recordamos al llamado Principe de Miramar, conocido también como Julito, dueño y señor de las pesquerías y desarrollos inmobiliarios en Guaymas, de gran poder autoritario, se dio el lujo de cercar para sí, una fracción de terreno y parte importante de la playa Miramar, solo la naturaleza pudo una vez tumbar su famosa barda, no había duda a golpe de poder se imponía.
Viene al caso lo antes dicho, porque día a día se fortalece y crece el Principe de San Carlos, llamado el Tavito, también amo y señor de los desarrollos inmobiliarios de casas para ricos, que el llama turísticos, en San Carlos. Detesta todo lo que sea turismo nacional, más si es carretero e inunda las playas, le molesta el ruido de los eventos masivos y no soporta que la prole invada sus playas, por eso ha emprendido una cruzada en contra de las actividades turísticas recreativas masivas, a fuerza de policia se da el lujo de parar los eventos, clausurar actividades musicales y usar al comisario municipal y a protección civil, como verdaderos alguaciles del amo, para imponer su ley, para que nadie moleste el sueño del príncipe.
Todo con la complacencia del violador de los derechos humanos en Guaymas, el Otto, para quien la ley, es solo un adorno y el debido proceso, algo que debe de usar en el discurso, por eso decimos con tristeza, Guaymas, es un pueblo sin ley, pero con principados, donde los príncipes mandan y el rey obedece.
el ciudadano.
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